Hay destinos que uno visita una vez y recuerda siempre. Otros, como Punta Umbría, tienen el poder de convertirse en costumbre. Cada verano, miles de personas vuelven a este rincón del litoral onubense en busca de algo que solo aquí parece mantenerse intacto: la luz, la playa interminable, el olor a pinar y sal, y ese ritmo pausado que solo se entiende a la orilla del Atlántico.
Pero si hay un lugar donde esa experiencia se concentra, ese es Hoteles Pato. No hablamos de un hotel más en la Costa de la Luz, sino de un emblema local que, tras más de 50 años de historia, sigue escribiendo nuevas páginas sin olvidar las anteriores. Este 2025, además, lo hace con novedades que lo sitúan en una nueva etapa: más contemporánea, más abierta y más diversa.
Un hotel con memoria, pero sin nostalgia
Hoteles Pato nació en los años setenta, cuando Punta Umbría empezaba a perfilarse como destino turístico. Desde entonces, ha sido testigo —y protagonista— del desarrollo de la zona. Lejos de anclarse en el pasado, la cadena ha apostado por la renovación constante, manteniendo su autenticidad sin renunciar al confort actual.
Hoy, su propuesta se divide en dos espacios muy definidos:
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El Hotel Pato Amarillo, familiar y dinámico, con instalaciones diseñadas para quien busca comodidad, entretenimiento y cercanía a la playa.
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El Hotel Pato Rojo, exclusivo para adultos, con un enfoque más íntimo, orientado al descanso y al detalle.
Ambos se encuentran en segunda línea de playa, a pocos minutos caminando del centro urbano, una ubicación que permite al viajero moverse sin coche, sin horarios, sin prisa.
Verano 2025: nuevos espacios para un nuevo perfil de viajero
Este verano, la cadena da un paso más allá. Ha comprendido que el visitante actual no solo busca alojamiento, sino propuestas que le hagan sentir parte del lugar. Por eso, inaugura tres nuevos espacios que van mucho más allá de lo hotelero:
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Malek, un restaurante de cocina creativa con estética urbana, pensado para quienes buscan una experiencia gastronómica con identidad y riesgo.
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Fría Tentación, una heladería con alma vintage que remite a los veranos de la infancia, pero con una carta reinventada, original y estética.
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Shaona Duna, la terraza-lounge del Pato Rojo, que combina carta mediterránea con cócteles bien trabajados y una programación musical relajada al caer la tarde.
La gran diferencia de estas nuevas propuestas es su vocación abierta: no solo para los huéspedes, sino también para los vecinos, los paseantes, los curiosos. En una época en la que muchos hoteles se encierran en sí mismos, Hoteles Pato se abre al entorno.
Punta Umbría: más allá del sol y la toalla
La elección del destino tampoco es casual. Punta Umbría se ha mantenido como uno de los enclaves costeros más sostenibles y equilibrados del litoral andaluz. Frente al turismo de masas, ofrece naturaleza protegida (como las Marismas del Odiel o el paraje natural de Los Enebrales), gastronomía con identidad y una red de servicios sin saturación.
Hoteles Pato, en este contexto, actúa como facilitador: ofrece al viajero un punto de partida privilegiado para descubrir —o redescubrir— el entorno. Tanto si se trata de una escapada de fin de semana como de una estancia más larga, la experiencia se adapta al ritmo y al interés de cada visitante.
El valor de lo auténtico
En un mercado turístico cada vez más competitivo, la clave está en la autenticidad. No basta con ofrecer diseño o ubicación. Hay que construir una experiencia coherente, honesta y viva. Hoteles Pato lo ha entendido desde sus orígenes, pero lo reafirma con más claridad que nunca en 2025: renovarse no es dejar de ser quien eres, sino saber contarlo de otra manera.
Para quienes buscan algo más que playa; para los que creen que los hoteles también pueden contar historias; para quienes valoran el equilibrio entre lo nuevo y lo conocido, Hoteles Pato se presenta como una opción real, cuidada y con mucho que ofrecer.
Este verano, Punta Umbría espera. Y puede que su mejor entrada siga estando bajo el ala de un pato.