Por Polly Garcia
A pocos días de llegar a la hermosa ciudad de Madrid, caminando y recorriendo lugares como
una verdadera “nómade urbana”; me encontré con sitios especiales, donde los recuerdos del
pasado se fusionan con total naturalidad con los tiempos modernos.
Tabernas, lugares típicos y tradicionales, algunos con un estilo irlandés, con largas barras,
carteles, mobiliarios y decoración que destaca como la historia fue evolucionando con el correr
de los años, pero a pesar de que algunas costumbres hayan cambiado, la magia de estos sitios
sigue estando presente.
Entre ellos encontré dos bares. Por un lado Casa Labra, que me llamó la atención porque
siempre había gente y de todas las edades. Una caña, y un poco de bacalao fueron mi disfrute
en la primera vez. Sus carteles con frases peculiares, tal vez más comunes para otros siglos,
hacen especial este sitio, donde las diferentes generaciones se reúnen para gozar de un buen
trago o las delicias de sus bocadillos.
Y si nos alejamos un poquito, pero no tanto, adentrándonos por el ecléctico barrio de
Malasaña, nos encontramos con El 2D. Un estilo similar en algunas cosas a Casa Labra, donde
las personas se sientan en su barra a disfrutar de platillos típicos, que van variando de acuerdo
a la temporada del año, en frente de él una plazoleta rodeada de otros bares. Un sitio más,
para conectarse con los recuerdos, lo tradicional de otras épocas, y poder tener un momento
de disfrute.
Tal vez me gustan estos bares, porque me resulta interesante analizar y plantear a la
gastronomía como una
asignatura social y cultural,
y hasta artística en algunas
ocasiones; porque no es
sólo lo que comemos, sino
cómo lo hacemos, dónde,
con quién y en qué
contexto. Algo que algunos
llaman: “ceremonia
gastronómica”.
Y estos bares me hacen
pensar en eso… en por qué
los modernos, los jóvenes,
buscamos muchas veces
conectarnos con el pasado,
con los recuerdos y lo
histórico de estos sitios,
donde a través de ellos viajamos aunque sea un ratito a viejos tiempos.
El mundo culinario, la mezcla de culturas, edades, etnias, y costumbres nos permiten tener a
nuestro alcance una infinidad de opciones para poder conocer la historia a través de su
gastronomía, y tal vez es porque conociendo muchas veces nuestro pasado, nos llegamos a
conocer un poquito más en el presente.