Por Paula Garcia
Buenos Aires y Madrid son dos ciudades, que comparten mucha de su cultura y costumbres, pero también tienen sus diferencias a la hora de ir a comer a un bar/restaurant.
Como periodista argentina, y viajera, hay tradiciones que me resultan interesantes destacar entre la ciudad madrileña y la porteña.
Por empezar, el horario en el que están disponibles las tostadas. Eran aprox. Las 2pm en la ciudad de Madrid, me levanté tarde y con mucho apetito (la noche anterior había salido de fiesta) y aún quería tomar mi desayuno. Así que visité una cafetería de la avenida San Bernardo, y con mucho entusiasmo pedí: “Un café con tostadas, por favor”. A lo cual una de las camareras me respondió que solo estaban disponibles las napolitanas, las ensaimadas, o alguna otra opción de bollería, pero lamentablemente las tostadas sólo se servían hasta las 12 del mediodía. Buenos Aires, tal vez con sus rarezas de una ciudad que a veces impone sus propias peculiaridades y tradiciones, permite que sus clientes compren tostadas a las 9am, a las 2pm y a veces hasta las 7pm.
Foto: Paula Garcia
Otra costumbre que en Madrid y en España en general es común, es tomar a la mañana; ya sea un tinto de verano, una caña, o un vermucito. Eso en Buenos Aires, no se suele ver bien socialmente, y tal vez se puede llegar hasta tildar a esa persona de “alcohólica”, por tener el hábito de beber a la mañana.
Foto: Paula Garcia
Y para finalizar, hablemos de las amadas tapas. Pedir una caña, o un vermut y que estas vengan acompañados de: unas papas fritas, unas olivas, o un pequeño trozo de tortilla, es algo que representa a las ciudades españolas. En Buenos Aires, esto no es demasiado común, y cada vez menos. Como mucho pueden ofrecer: una pequeña porción de maníes, o un poco de pochoclo (palomitas de maíz).
Me parece interesante ver como las diferencias de horario para ciertas tradiciones como pedir tostadas, o tomar una cerveza, puede ser correcto y válido en un país, pero no en otro. Y no se trata de mejores ni peores. No hay correctos ni equivocados, simplemente países y ciudades que con sus propias peculiaridades, le dan identidad y matices a lo que son: una cultura diferente a las otras.